Llamamos “posición de Fowler” a una postura, muy habitual en los pacientes de cualquier hospital que nos encontremos, en la que la persona no se encuentra completamente tumbada, sino con la cama inclinada (de 15 a 90 grados) por la zona del tronco y de la cabeza.
Posición de Fowler para que sirve y quién la creó
La posición de Fowler fue creada por George Ryerson Fowler, un cirujano americano del siglo XIX que estaba convencido de que, dicha postura, reduciría notablemente las posibilidades de pus, abscesos pélvicos, sepsis y peritonitis (infecciones y respuestas inmunitarias del cuerpo muy peligrosas que pueden provocar la muerte), gracias a los cambios posturales del paciente encamado.
También conocida como posición en decúbito o recumbencia, dicha posición sigue siendo imprescindible en medicina y asistencia hospitalaria aún hoy en día, así como en el cuidado de personas mayores a domicilio, sobre todo cuando existen dificultades respiratorias.
Cuando se utiliza la posición de Fowler
La posición de Fowler sirve para cosas tan importantes como aliviar la compresión torácica, facilitar la oxigenación, mejorar una deglución dificultosa o suministrar nutrientes a través de sondas, relajar los músculos abdominales, expandir la capacidad torácica o mejorar el drenaje uterino a través de las posiciones posturales oportunas, por lo que suele usarse fundamentalmente en casos como los siguientes:
- Mujeres embarazadas.
- Bebés recién nacidos.
- Pacientes ancianos.
- Asistencia domiciliaria.
- Problemas de tipo motor.
- Casos de movilidad reducida.
- Pacientes inmovilizados.
- Trastornos neurodegenerativos.
- Enfermedades respiratorias.
- Cirugías de espalda o cerebrales.
- Enfermedades cardiacas y circulatorias.
Posición Fowler: ¿cómo se coloca al paciente?
Desde el siglo XIX la posición de Fowler ha avanzado mucho, siendo tan solo una posición de grado bajo la que se llevaba a cabo tras su descubrimiento, avanzándose posteriormente hacia una posición alta de unos 60 grados, y así hasta los 90 que hoy se pueden alcanzar gracias a la fabricación de camas articuladas especiales con soportes ergonómicos, articulaciones de zonas independientes o ajustes eléctricos de posición que los avances tecnológicos nos han proporcionado.
En cualquier caso, podemos decir que siguen existiendo distintos tipos de posiciones para pacientes encamados, dependiendo del grado de inclinación que se adquiera, que son los siguientes:
- Posición de grado bajo. Aquella que inclina la posición entre los 15 grados y los 30.
- Posición de grado medio. Aquella que inclina la posición entre los 30 grados y los 45.
- Posición de grado alto. Aquella que inclina la posición entre los 45 grados y hasta los 90.
La posición de grado bajo es la más habitual, puesto que es común verla en centros de salud y hospitales para cosas tan sencillas como los análisis de sangre o las donaciones de plasma, así como para pruebas de glucosa o extracciones dentales. Además, también es una postura ideal para combatir problemas digestivos como el reflujo gastroesofágico o la acidez, muy común en personas mayores y jóvenes, por lo que es frecuente que muchas personas tengan en sus casas la cama ya adaptada a esta posición por recomendación médica.
La posición Fowler de grado medio, por su parte, es ideal para facilitar la expansión de la caja torácica y la ventilación del cuerpo, por lo que se suele aplicar a pacientes con problemas de tipo neurológico, respiratorio o cardiovascular, siendo también la más pertinente para todos aquellos pacientes que necesiten la administración de nutrientes a través de sonda y evitar así los temidos problemas de aspiración que pueden surgir. Además, se cree que esta posición es la más recomendada para evitar las náuseas, por lo que también es frecuente utilizarla en tratamientos oncológicos o postoperatorios.
Por último, la posición de grado alto es aquella con la que conseguimos una posición más erguida, siendo la más común en el cuidado de ancianos, que a menudo pasan muchas horas encamados, lo que les facilita el respirar mejor y el tener digestiones mucho más efectivas.
También es ideal para facilitar el drenaje tras intervenciones quirúrgicas, como la cirugía abdominal, para hacer radiografías inmediatas, alimentarse o evacuar residuos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que se trata de la posición menos cómoda y que no está exenta de riesgos como el de la aparición de úlceras.
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