Intolerancia a la fructosa: Recomendaciones nutricionales

intolerancia a la fructosa
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    La intolerancia a la fructosa es una de las intolerancias más desconocidas a nivel popular. Sin embargo, cada año se diagnostican en España más intolerancias a la fructosa. La intolerancia produce molestias gastrointestinales, como son, náuseas, diarrea, vómitos,dolor abdominal y gases. Por eso es tan importante detectar y diagnosticar la intolerancia a la fructosa.

    Aquí te explicamos qué es la fructosa y la intolerancia a la fructosa, cuáles son sus síntomas y qué alimentos debes evitar consumir si padeces una intolerancia a la fructosa.

    ¿Qué es la fructosa?

    La fructosa es un azúcar natural que se encuentra en determinados alimentos, como las frutas, las verduras y la miel. La sacarosa o el azúcar de mesa común también contiene una molécula de fructosa junto a otra de glucosa, que se separan durante la digestión, incorporando la fructosa al organismo. El edulcorante sorbitol también produce fructosa, una vez que es consumido y metabolizado por el organismo.

    ¿Qué es la intolerancia a la fructosa?

    La intolerancia a la fructosa es un trastorno del metabolismo de la fructosa. Existen dos tipos diferentes de intolerancia a la fructosa que no se deben confundir: La malabsorción de la fructosa y la intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF) o fructosemia.

    La malabsorción de la fructosa

    Es una enfermedad intestinal, generalmente adquirida y solo en raros casos tiene un origen congénito. Es la forma más común de intolerancia a la fructosa. Afecta, aproximadamente, al 30% de la población.

    La malabsorción de la fructosa puede estar causada por una mala nutrición durante mucho tiempo, por factores de contaminación, estrés, o debido a los efectos de determinados medicamentos. La intolerancia a la fructosa también puede estar relacionada con otras enfermedades como la enfermedad de Crohn o la enfermedad celíaca y puede desarrollarse a consecuencia de un daño en la mucosa intestinal. La intolerancia a la fructosa puede ser transitoria o durar toda la vida y se manifiesta en forma grave o leve. Los pacientes que tienen una leve intolerancia a la fructosa toleran el consumo de cantidades bajas o medias de fructosa. Los pacientes que tienen una intolerancia grave a la fructosa con solo un gramo o menos, pueden sufrir los síntomas de la enfermedad.

    En los casos de mala absorción de la fructosa debida a un trastorno de absorción de nutrientes, el cuerpo ha perdido o nunca ha tenido la capacidad de absorber suficiente fructosa a través del revestimiento del intestino delgado. La causa de ello es una deficiencia enzimática. La fructosa, al no ser absorbida, permanece en el intestino delgado y se degrada en el colon por la acción de las bacterias. Este fenómeno causa síntomas problemáticos como flatulencia (formación de gases), estreñimiento, síndrome del intestino irritable, dolor abdominal agudo, gases, náuseas, diarrea, dolores de cabeza o fatiga. Estos síntomas llegan a afectar a la calidad de vida del paciente, hasta el punto de desencadenar trastornos del sueño o depresión. En función de la intensidad de los síntomas, el médico recomendará una dieta sin fructosa o baja en fructosa.

    Intolerancia a la fructosa hereditaria (IHF) 

    La intolerancia hereditaria a la fructosa o fructosemia es un trastorno del metabolismo de la fructosa de origen genético. Se produce debido a una deficiencia enzimática congénita que impide que el cuerpo metabolice adecuadamente la fructosa, por lo que la fructosa, cuando se degrada durante la digestión, genera un producto tóxico para el cuerpo que puede causar los siguientes síntomas: náuseas, deshidratación, vómitos, disfunción hepática, ictericia (aumento de la bilirrubina), hipoglucemia, temblores, sudoración, palidez, letargo, convulsiones epilépticas. Si no se trata, puede provocar lesiones graves a largo plazo en algunos órganos o tejidos.

    En los casos de intolerancia a la fructosa hereditaria, los síntomas ya se manifiestan en el bebé cuando tiene su primer contacto con alimentos que contienen fructosa (alimentos preparados para bebés, frutas, verduras, zumos de frutas, miel). Las personas que padecen intolerancia hereditaria a la fructosa deben evitar durante toda su vida los alimentos que contienen fructosa, así como los que contienen sacarosa o sorbitol. Este tipo de intolerancia es muy rara y solo se presenta en, aproximadamente, el 0.005% de la población.

    ¿Qué alimentos debe evitar una persona intolerante a la fructosa?

    Las personas que tienen intolerancia a la fructosa deben seguir una alimentación sin fructosa. Se deben eliminar, por tanto de la dieta, todo tipo de alimentos que contengan fructosa o una mezcla con algún ingrediente de fructosa, entre los que se incluyen:

    Frutas frescas, frutas secas y zumos de frutas

    • Cualquier producto que contenga fruta o sus derivados: yogures, mermeladas, pasteles

    Miel y todos los productos derivados de la miel

    Verduras y zumos de verduras (excepto las permitidas, que se señalan en el siguiente punto)

    Cereales dulces para el desayuno, mezclas de cereales que contienen frutas secas o maní

    Embutidos y salchichas, ya que a menudo contienen azúcar

    • Bebidas y refrescos azucarados

    Comidas preparadas, aderezos para ensaladas, mayonesa, salsa de tomate, salsas de chile y mezcla de especias que contengan azúcar

    Medicamentos que contengan algún revestimiento de azúcar

    Leche y productos lácteos con azúcar agregado

    Helados, postres y productos de confitería, excepto aquellos que tengan algún tipo de azúcar de los permitidos

    Chicles, chocolates y caramelos

    Cualquier tipo de alimento, bebida o aderezo que contenga fructosa, sacarosa o sorbitol

    ¿Qué alimentos están permitidos en personas con intolerancia a la fructosa?

    Los siguientes productos pueden consumirse por personas intolerantes a la fructosa, siempre que no contengan ningún tipo de salsa o aderezo con fructosa, sacarosa o sorbitol:

    • Carnes

    • Pescado

    • Aves

    • Huevos

    • Mantequilla y margarina

    • Aceite

    • Patatas

    • Arroz

    • Pastas

    • Copos de avena

    • Cereales, salvo los cereales y harinas integrales y de soja

    • Productos lácteos sin azúcar ni frutas añadidas

    • Verduras permitidas (espinacas, achicoria, espárragos, coliflor, champiñones, lechuga, acelgas, rábanos, pepinos, espárragos, aguacate, ruibarbo)

    • Bebidas: agua, café, té negro, té verde, té de hierbas, infusiones (tila, manzanilla, menta)

    • Condimentos: sal, pimienta, vinagre, hierbas aromáticas

    • Caldos y sopas sin azúcar

    • Nueces (excepto cacahuete)

    ¿Qué ocurre con los alimentos que se venden con el etiquetado “sin azúcar”?

    Hay que advertir que muchos de los alimentos que se venden como alimentos “sin azúcar” pueden contener otro tipo de azúcares que también son nocivos para una persona con intolerancia a la fructosa, por lo que recomendamos leer siempre el etiquetado y evitar todos los alimentos que, pese a estar etiquetados como «sin azúcar», contienen alguno de los siguientes ingredientes o azúcares:

    • Fructosa (azúcar de fruta)

    • Sacarosa, azúcar blanca, azúcar de caña y azúcar de remolacha

    • Mezclas de fructosa y glucosa (azúcar invertido)

    • Sorbitol, que se convierte en fructosa en el hígado, (E420)

    Las siguientes sustancias pueden reemplazar el azúcar y utilizarse en sustitución del azúcar, aunque siempre en pequeñas cantidades:

    • Acesulfamo (E 950)

    • Aspartamo (E 951)

    • Ciclamato (E 952)

    • Sacarina (E 954)

    • Lactosa (a menos que el paciente también tenga intolerancia a la lactosa)

    • Maltosa y jarabe de malta

    ¿Intolerancia a la fructosa?: Otras recomendaciones

    La dieta adecuada para una persona que sufre intolerancia o malabsorción de la fructosa implica una fuerte deficiencia de vitamina C, por lo que se recomienda tomar suplementos de vitamina C para suplir esta carencia. Además, también es aconsejable tomar suplementos de ácido fólico para incrementar la actividad de las enzimas glicolíticas (entre las que se encuentra la de la fructosa-1-fosfato-aldolasa). Esto permite a la persona afectada de intolerancia a la fructosa ingerir una pequeña cantidad de fructosa sin sufrir los síntomas típicos de la intolerancia.

    Por último, ante el menor síntoma de los descritos anteriormente se recomienda consultar con un médico para que efectúe el diagnóstico concreto de la intolerancia o malabsorción de la fructosa, evalúe si se trata de una intolerancia total o parcial y recomiende la dieta adecuada para cada paciente, en función de su patología concreta. Para que el tratamiento sea mucho más eficaz, se recomienda llevar el tratamiento médico en combinación con el asesoramiento de un nutricionista.

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