Soledad no deseada: Estar solo no es lo mismo que sentirse solo

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    Soledad no deseada, una realidad social

    Según estadísticas recientes, en España uno de cada diez ciudadanos manifiesta sentirse solo y el número de hogares formados por una sola persona mayor de 65 años ha ido aumentando en los últimos años, alcanzando una cifra de 1,6 millones. La soledad es un serio problema en nuestra sociedad que supone un factor de exclusión en nuestros días.

    Se considera a la soledad no deseada, como la sensación que tiene la persona de exclusión, desamparo o abandono, y que a pesar de encontrarse rodeada de familiares, amigos y pareja, puede llegar a sentir una experiencia negativa de soledad profunda. Afectando directamente en la salud de quien la padece y en su calidad de vida.

    Uno de los grupos más vulnerables que se ven afectados por la soledad, sin duda son nuestros mayores. Actualmente, son cada vez más los adolescentes y jóvenes que se encuentran pasando por alguna situación de exclusión. Y aunque las redes sociales e internet pretendan mejorar la comunicación global, al mismo tiempo se han convertido en un medio de refugio y aislamiento social sobre todo para quienes tienen dificultades para relacionarse.

    ¿Qué factores inciden en la soledad de las personas mayores?

    La soledad no deseada en las personas mayores tiene su explicación debido a  factores como el cambio en la vida laboral y familiar, y su dificultad para conciliar a ambas. Por lo que las familias afirman disponer de menos tiempo para dedicarlo a sus padres, abuelos o seres queridos mayores.

    Otro elemento es la naturaleza de las familias de hoy en día, siendo menos numerosas, y a ello se añade el coste de la vida, que no deja de aumentar. Además, hay que considerar elementos como: el incremento del envejecimiento en nuestra población, el descenso de la natalidad y la tendencia a la migración de los hijos a las ciudades, alejados de los lugares de origen de sus padres. Lejanos quedan aquellos tiempos cuando abundaban las familias numerosas y los abuelos se quedaban en el núcleo familiar, donde permanecían hasta sus últimos días.

    Discapacidad en soledad

    Como hemos visto, la situación de tristeza o soledad no deseada puede afectar a una sociedad en general, sin embargo recae mayoritariamente en personas que cuentan con más barreras y dificultades para llevar una vida plena, como es el caso de personas enfermas o con alguna discapacidad.  

    Las personas con discapacidad  suelen tener, en mayor o menor grado cierta dependencia, y pueden verse afectados por su pérdida de autonomía, sentir miedo de salir solos, cambio de su imagen y en ocasiones sentir desconfianza de poder relacionarse con otras personas. En algunos casos puedan mostrar una actitud poco hostil hacia otras personas, posiblemente por la frustración que les provoca tener que llevar una vida con varias barreras en el camino. Todo esto hace que vayan cortando lazos y tiendan a aislarse cada vez más. El factor económico también juega un papel en la soledad de personas con discapacidad, muchas de ellas con escasos recursos y dependientes de una ayuda económica.

    El papel de la familia  

    El rol de la familia debe ser fundamental, tanto si se trata de personas mayores, discapacitadas o si hablamos de grupos vulnerables. Ese apoyo familiar que debería basarse en el cariño, depende en gran medida de la actitud de las personas cercanas y de su grado de implicación. Actitudes positivas, como la escucha activa de las necesidades de la persona y la detección de cualquier sentimiento de soledad deben servir para evitar situaciones de depresión, y para pedir apoyo en el caso de ser necesario.  

    El acompañamiento psicológico fomentará la confianza y autoestima de la persona, como también fomentará la inclusión de nuestro familiar anciano o discapacitado en la vida familiar, haciéndole protagonista de vivencias y otorgándole algún tipo de función para hacerle sentir útil y no un estorbo, como por ejemplo, otorgándole alguna responsabilidad de recogida de los niños en la escuela, la vigilancia de estos mientras los padres trabajan, entre otros. Igualmente se puede fomentar la autoestima del familiar, el hecho de organizar una comida, celebrar un cumpleaños o hacer una salida los domingos, este tipo de actividades harán que la persona se sienta acompañada y parte de la familia.  

    ¿Cómo evitar que nuestros seres queridos se sientan solos?

    Lo importante es saber detectar a tiempo cualquier cambio de humor y actitud en la persona, lo que nos estaría indicando la existencia de algún grado de aislamiento. Es necesario que la familia sepa escuchar y se implique con el familiar, manteniendo conversaciones, realizando algún tipo de actividad doméstica, como tareas o algo que les haga sentir útiles. Sin pasar por alto el acompañamiento a las visitas médicas, en los paseos al aire libre, o en salidas. No hay que olvidar que la persona posiblemente tenga un mayor grado de sensibilidad y también hay que prever posibles reacciones de rechazo, e incluso de agresividad en algunos casos.

    Las personas que sufren de soledad no deseada y se encuentran aisladas socialmente tienen mayor probabilidad de sufrir efectos negativos en su estabilidad emocional pudiendo desarrollar estados de depresión con más facilidad. Tanto si la persona es autónoma, como dependiente, tanto si vive sola, como en familia, son las personas de su entorno quienes tienen una gran tarea en proporcionar el confort y el apoyo necesario y evitar que la soledad pueda conducirles a sufrir aislamiento o sensación de desamparo.

    ¿Cómo se puede ayudar a combatir la soledad no deseada?

    • Asegurar el descanso adecuado y suficiente de la persona, respetar su reposo.
    • Proporcionar una alimentación saludable rica en frutas, verduras y proteínas.
    • Asegurar el seguimiento de las visitas médicas y del tratamiento médico que conlleve.  
    • Incentivarlos a realizar ejercicios juntos, compartir salidas o actividades.
    • No adoptar una conducta drástica con nuestro ser querido y permitirle algún capricho si lo desea.
    • Recordar que estas personas necesitan su espacio.
    • Evitar discutir y ser siempre tolerantes.
    • Buscar actividades que le hagan feliz, como ir de compras, pasear, ir a visitar a otros parientes.
    • Evitar que la persona consuma sustancias nocivas ante el riesgo de deteriorar su salud mental.
    • Procurar que siempre tenga a alguien cerca, sin estar encima de la persona.  
    • Dejar que le rodeen personas cariñosas y positivas.
    • Mantener conversaciones con la persona y que no estén siempre relacionadas con los recuerdos.

    Estos son algunos consejos que pueden servir de apoyo para quienes se encuentren actualmente pasando por una situación de soledad o tengan riego de padecerla, de esta forma puedas incentivar en ellos una buena calidad de vida y mejora de su salud física y mental.

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