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La diferencia de edad no es un impedimento para la comprensión, el diálogo y el aprendizaje. De hecho, los beneficios de las relaciones intergeneracionales favorece tanto a las personas mayores como a los jóvenes a nivel emocional. Entender su importancia y su alcance es valorar el papel de las personas mayores en la sociedad y fomentar su participación.
En nuestro día a día todos mantenemos contacto con personas de diferente edad. En el trabajo, en los centros de estudio, al hacer la compra, en el propio hogar… En este sentido, el concepto de relaciones intergeneracionales puede ser interpretado desde una perspectiva muy amplia, pero lo verdaderamente interesante es el trasfondo que existe detrás de estos contactos y que no se queda solo en lo superficial.
Cuando nos preguntamos qué son las relaciones intergeneracionales todo el mundo tiene una idea aproximada de lo que implican: la convivencia o el contacto con personas de diferentes edades. Sin embargo, lo más destacado no es tanto el componente de la edad por sí solo como el de la experiencia: ¿en qué modo esas relaciones intergeneracionales modifican nuestra visión de la vida?
De este planteamiento se obtiene una respuesta bidireccional, y es que los beneficios de las relaciones intergeneracionales funcionan en un doble sentido: por un lado, ponen de manifiesto la importancia de las personas mayores en la sociedad y por otro, subrayan el impacto positivo que las generaciones más jóvenes tienen en los mayores.
Con el paso de los años las diferencias se van haciendo más notables. Más allá del aspecto físico, hacerse mayores implica un cambio significativo en la forma de entender la vida, solventar los problemas cotidianos o enfrentarse a los retos personales. Lejos de establecer una brecha insalvable entre jóvenes y mayores, admitir que existen estas diferencias es entender que se les puede sacar mucho partido.
Una sociedad que no cuida a sus mayores es una sociedad que compromete también la felicidad de las generaciones más jóvenes. Estas necesitan aprender de la experiencia de quienes ya han vivido lo suficiente para saber cómo funciona el mundo. Los mayores, por su parte, necesitan sentirse activos y útiles para no olvidar que todavía tienen mucho que ofrecer.
A través de las relaciones intergeneracionales se promueve el contacto entre ambas partes con el objetivo de que la diferencia de edad no suponga una traba sino una ventaja. Por ello, los esfuerzos para garantizar este contacto y mantenerlo en el tiempo deben estar orientados a:
Eso de que los mayores no entienden a los jóvenes es uno de tantos tópicos que deberíamos ir desterrando del imaginario popular. Las personas de edad avanzada no solo entienden a las nuevas generaciones sino que están deseando descubrir cómo son, qué les inquieta, cómo se comportan. Permitir este acercamiento es garantizar la participación social de las personas mayores en un entorno que no les resulta extraño y en el que se sienten bien recibidos.
Cuando se consigue crear este ambiente de entendimiento y solidaridad, los beneficios de las relaciones intergeneracionales en personas mayores son inmediatos:
¿Por qué dar por hecho el desinterés de los jóvenes por la importancia de las personas mayores en la sociedad? Si se producen situaciones de discriminación es porque no se ha trabajado lo suficiente para hacer una lectura adecuada de las relaciones intergeneracionales.
Cuando una sociedad no cuida de sus mayores es habitual que los más jóvenes normalicen este tipo de comportamientos y los reproduzcan. En cambio, cuando se promueve la participación social de las personas mayores se ponen en valor sus aportaciones y los jóvenes son más capaces de asimilar los aspectos positivos de hacerse mayores y de compartir esas experiencias:
En Cuidum respaldamos el papel de las personas mayores en la sociedad y promovemos las relaciones intergeneracionales como un aspecto esencial del envejecimiento activo. Parte del trabajo de nuestros profesionales consiste en reconocer la importancia de las personas mayores en la sociedad. Facilitando el contacto entre generaciones abrimos nuevos canales para la transmisión de todos esos valores que aportan cohesión y fomentan el entendimiento y la solidaridad.
La diferencia de edad no es un impedimento para la comprensión, el diálogo y el aprendizaje. De hecho, las relaciones intergeneracionales son una herramienta más para el crecimiento personal que favorece tanto a las personas mayores como a los jóvenes. Entender su importancia y su alcance es valorar el papel de las personas mayores en la sociedad y fomentar su participación.
En nuestro día a día todos mantenemos contacto con personas de diferente edad. En el trabajo, en los centros de estudio, al hacer la compra, en el propio hogar… En este sentido, el concepto de relaciones intergeneracionales puede ser interpretado desde una perspectiva muy amplia, pero lo verdaderamente interesante es el trasfondo que existe detrás de estos contactos y que no se queda solo en lo superficial.
Cuando nos preguntamos qué son las relaciones intergeneracionales todo el mundo tiene una idea aproximada de lo que implican: la convivencia o el contacto con personas de diferentes edades. Sin embargo, lo más destacado no es tanto el componente de la edad por sí solo como el de la experiencia: ¿en qué modo esas relaciones intergeneracionales modifican nuestra visión de la vida?
De este planteamiento se obtiene una respuesta bidireccional, y es que los beneficios de las relaciones intergeneracionales funcionan en un doble sentido: por un lado, ponen de manifiesto la importancia de las personas mayores en la sociedad y por otro, subrayan el impacto positivo que las generaciones más jóvenes tienen en los mayores.
Con el paso de los años las diferencias se van haciendo más notables. Más allá del aspecto físico, hacerse mayores implica un cambio significativo en la forma de entender la vida, solventar los problemas cotidianos o enfrentarse a los retos personales. Lejos de establecer una brecha insalvable entre jóvenes y mayores, admitir que existen estas diferencias es entender que se les puede sacar mucho partido.
Una sociedad que no cuida a sus mayores es una sociedad que compromete también la felicidad de las generaciones más jóvenes. Estas necesitan aprender de la experiencia de quienes ya han vivido lo suficiente para saber cómo funciona el mundo. Los mayores, por su parte, necesitan sentirse activos y útiles para no olvidar que todavía tienen mucho que ofrecer.
A través de las relaciones intergeneracionales se promueve el contacto entre ambas partes con el objetivo de que la diferencia de edad no suponga una traba sino una ventaja. Por ello, los esfuerzos para garantizar este contacto y mantenerlo en el tiempo deben estar orientados a:
Eso de que los mayores no entienden a los jóvenes es uno de tantos tópicos que deberíamos ir desterrando del imaginario popular. Las personas de edad avanzada no solo entienden a las nuevas generaciones sino que están deseando descubrir cómo son, qué les inquieta, cómo se comportan. Permitir este acercamiento es garantizar la participación social de las personas mayores en un entorno que no les resulta extraño y en el que se sienten bien recibidos.
Cuando se consigue crear este ambiente de entendimiento y solidaridad, los beneficios de las relaciones intergeneracionales en personas mayores son inmediatos:
¿Por qué dar por hecho el desinterés de los jóvenes por la importancia de las personas mayores en la sociedad? Si se producen situaciones de discriminación es porque no se ha trabajado lo suficiente para hacer una lectura adecuada de las relaciones intergeneracionales.
Cuando una sociedad no cuida de sus mayores es habitual que los más jóvenes normalicen este tipo de comportamientos y los reproduzcan. En cambio, cuando se promueve la participación social de las personas mayores se ponen en valor sus aportaciones y los jóvenes son más capaces de asimilar los aspectos positivos de hacerse mayores y de compartir esas experiencias:
En Cuidum respaldamos el papel de las personas mayores en la sociedad y promovemos las relaciones intergeneracionales como un aspecto esencial del envejecimiento activo. Parte del trabajo de nuestros profesionales consiste en reconocer la importancia de las personas mayores en la sociedad. Facilitando el contacto entre generaciones abrimos nuevos canales para la transmisión de todos esos valores que aportan cohesión y fomentan el entendimiento y la solidaridad.