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Un nuevo cambio de estación, un nuevo reto para nuestro organismo. Es normal que el estado de salud se resienta con estas modificaciones del horario, la temperatura o los niveles de radiación. Estos consejos para cuidar de personas mayores en primavera te ayudarán a garantizar su óptimo estado de salud en una época en la que todos somos más propensos a sufrir alergias y cambios de humor.
Las condiciones particulares de cada individuo condicionan en gran medida el modo en el que experimenta los cambios de estación. No obstante, en el caso de la primavera existen rasgos que son característicos de esta época en particular y que, en mayor o menor medida, afectan a todos los grupos de población.
La primavera en personas mayores es un caso muy particular ya que esos trastornos comunes a cualquier edad, en los ancianos se manifiestan con mayor intensidad. A edades avanzadas cualquier modificación en las rutinas, los horarios o el ambiente requiere un proceso de adaptación mucho más lento y prolongado.
Por este motivo y, aunque es una estación repleta de ventajas desde el punto de vista de la salud y las actividades al aire libre, hay que tener en cuenta algunos factores propios de la edad y seguir los consejos que les mostraremos a continuación para que esta transición sea todo un éxito.
Para abordar los cambios de un modo efectivo, antes hay que conocer cuáles son esos ‘retos estacionales’ a los que se enfrentan las personas mayores en primavera. Básicamente se pueden dividir en tres grupos:
La inestabilidad atmosférica es la tónica habitual de los meses de primavera. Tan pronto estamos sacando el paraguas como usando protector solar. Esta es una estación ideal para reprogramar las actividades al aire libre, pero no hay que bajar la guardia.
Las personas mayores son mucho más sensibles a los cambios de temperatura. Si sales de paseo con ellas asegúrate de que llevas contigo todo lo necesario para afrontarlos. Es mejor llevar ropa de más y deshacerse de ella en el momento adecuado que permitir que una brisa fresca arruine una agradable tarde de paseo.
El estado de salud física y mental de las personas mayores mejora notablemente con las actividades al aire libre. Mientras que el invierno es una época más propicia para la pasividad, la primavera es el momento de recuperar energías. Eso sí, evita recaídas recurriendo al vestuario y la protección adecuada para cada momento.
No olvides que para hacer frente a estas oscilaciones del termómetro también hay que cuidarse por dentro. Mantener unos niveles óptimos de hidratación e incluir en el menú frutas y verduras de temporada (alcachofas, espinacas, fresas, cerezas, espárragos, albaricoques…) proporcionará una protección extra frente a posibles catarros y resfriados.
Salir a la calle, ver los jardines florecer, sentarse a la sombra de un árbol imponente… La primavera es una estación para vivir al aire libre, pero esto también tiene sus consecuencias. Precisamente porque los parques y jardines están en su apogeo, también son más frecuentes los cuadros alérgicos.
Las alergias en personas mayores se pueden manifestar con síntomas muy acentuados que realmente lleguen a suponer un riesgo para su salud. Por este motivo, y en los casos más graves, la vacunación y la profilaxis frente a los patógenos más comunes es una de las primeras medidas que se deben adoptar en el cuidado de personas mayores en primavera.
Hay que tener en cuenta que estas alergias suelen actuar a dos niveles. Por un lado, todos aquellos aspectos que afectan al aparato respiratorio (polen, polvo, gramíneas…) y que en un momento de pandemia como el que estamos atravesando tienen especial relevancia. Si la persona que tienes a tu cargo es especialmente sensible a este tipo de alérgenos, evita permanecer en zonas arboladas en las que la carga de polen en el ambiente sea más notable. En este sentido, la obligatoriedad de la mascarilla supone una ventaja.
Por otro lado, no hay que olvidar las afecciones a nivel cutáneo. Los picores en ancianos son una causa frecuente de consulta en atención primaria. La piel de las personas mayores tiende a resecarse con facilidad, es más vulnerable a los rayos del sol y tiene un proceso de recuperación muy lento. El prurito en ancianos puede estar originado por causas ajenas a factores ambientales, pero cuando se diagnostica una alergia primaveral, podemos abordar esa patología evitando el contacto con el agente alérgeno, recurriendo a antihistamínicos y protegiendo la piel con las cremas y prendas apropiadas.
Es uno de los trastornos adaptativos más comunes de esta estación y es importante que reciba tratamiento. Los primeros síntomas de la astenia primaveral son:
Todos estos aspectos repercuten en el estado de ánimo en general, por eso la astenia primaveral en personas mayores merece un abordaje específico: esta tendencia hacia la inactividad y la tristeza puede hacer que su salud empeore.
Puesto que se trata de un proceso adaptativo, el tratamiento de la astenia primaveral en adultos mayores hay que tomárselo con calma. Las primeras semanas de la primavera serán las más complicadas como consecuencia del cambio de horario y de las condiciones de luz, pero es el momento adecuado para iniciar un tratamiento preventivo contra los síntomas de este trastorno.
Los cambios de hábitos adaptados al nuevo horario se deben implantar de forma progresiva y sin que afecten a los horarios de descanso habituales. Plantea pequeñas modificaciones en el día a día: salir de casa más tarde para aprovechar las horas de sol menos intensas, prolongar el tiempo de paseo o de compras en el mercado, introducir nuevos alimentos en la dieta…
Además, hay que promover una actitud positiva en el anciano y para eso lo mejor es mantenerse en activo. Estas son algunas de las actividades recomendadas para hacer en primavera con personas mayores:
Con mucho amor para dar y realizar el cuidado de los que esperan y necesitan recibir ese cariño y compañía, con Dios en el corazón todo se realiza con amor
Pendiente del cuidador y pendiente de la familia